miércoles, 21 de octubre de 2009

Pensando en voz alta




LAS CUATRO Y DIEZ

Luis Eduardo Aute


Fue en ese cine, te acuerdas,

en una mañana al este de Edén,

James Dean tiraba piedras

a una casa blanca, entonces te besé.

Aquélla fue la primera vez,

tus labios parecían de papel,

y a la salida en la puerta

nos pidió un triste inspector nuestros carnets.

Luego volví a la academia

para no faltar a clase de francés,

tú me esperaste hora y media

en esta misma mesa, yo me retrasé.

Quieres helado de fresa

o prefieres que te pida ya el café.

Cuéntame como te encuentras,

aunque sé que me responderás: muy bien.

Ten, esta foto es muy fea,

el más pequeño acababa de nacer.

Oiga, me trae la cuenta,

calla, que fui yo quien te invitó a comer.

No te demores, no sea

que no llegues a la hora al almacén.

Llámame el día que puedas,

date prisa que ya son las cuatro y diez.



...¿por qué esta canción me hace llorar sino cuenta nada triste?

¿Y por qué si la escucho desde hace años lloro ahora?

No lo entiendo

la imagen no es mia

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